Esta noche he ido al estreno del espectáculo de los monjes Shaolín en el teatro Tívoli de Barcelona.
Un espectáculo distinto: muy relajante por un lado, y por otro muy ameno y a la vez espeluznante.
Relajante por las coreografías y la música tradicional china.
Monjes shaolín y wudang enfundados en sus vestidos naranja y blanco respectivamente, hacen distintos movimientos de kung fu.
Ameno porque dos niños monjes hacen de las suyas para sacar alguna sonrisa al público.
Espeluznante al ver la capacidad casi inhumana de contorsionismo y control del dolor que tienen estos monjes.
Muy recomendable. Mi puntuación: 4 de 5.